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La etimología del término miosis nos lleva al vocablo del latín científico myosis. El concepto alude al encogimiento de la pupila ocular .

Esta reducción de tamaño es posibilitada por el músculo ciliar y controlada por el sistema nervioso parasimpático. Lo opuesto a la miosis es la midriasis , que es el agrandamiento de la pupila por la acción del músculo dilatador del iris .

Existen varias causas que pueden provocar la miosis. Por lo general se trata de una reacción normal del ojo cuando se registra un incremento de la luminosidad . Sin embargo, algunas drogas y diversas enfermedades también causan la miosis.

La metadona , la morfina , la torazina y el carbacol son algunas de las sustancias que generan miosis. Estos farmacos forman parte de medicamentos que se usan en distintos tratamientos y que tienen a la miosis como un efecto secundario.

En cuanto a las enfermedades que contraen la pupila del ojo de forma patológica, aparecen la miosis espinal , la miosis espasmódica , la hemorragia intracraneal y el síndrome de Claude-Bernard-Horner .

Una persona con una vista saludable y que no consume fármacos, en definitiva, experimentará la miosis ante una luz de gran intensidad. En este caso, la pupila se contrae como una respuesta frente al estímulo. Si hay poca luz, en cambio, tendrá lugar la midriasis: la dilatación de la pupila.

Cabe destacar que a los remedios que se suministran para producir la miosis de manera intencional se los califica como mióticos . Las gotas mióticas , en este marco, se emplean para tratar el glaucoma , por ejemplo.

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